EL TIEMPO DE LAS TIC’S EN LOS DESARROLLOS CURRICULARES

 

Publicado En Europa: Revista Iberoamericana de Educación - Digital 54/3 :  http://www.rieoei.org/opinion.htm
Referenciado en argentina:
http://www.docentesinnovadores.net/uncontenido.asp?id=3808
Referenciado en venezuela:
http://wwweleazarnarvaez.blogspot.com/2010/11/el-tiempo-de-las-tics-en-los.html


Partamos de este hecho; el ser humano es el ser mas contradictorio de la naturaleza, las hormigas, lentas pero seguras trazan su camino y lo siguen sin importar qué se interpone en el, simplemente alguien dio el primer paso y el resto ya sabía lo que tenía que hacer, ni modo de hacer cátedra sobre la naturaleza de las abejas, de las aves o los rebaños de cabras que habitan los escarpados riscos según vi en un programa naturalista de la televisión.

Ayer, bastante ayer, nuestros ancestros ni se enteraron que esas benditas cabras existían, que el nido de golondrina en alguna parte del mundo es un  manjar exquisito o que el caviar simplemente son los huevos de un pescado (hembra por supuesto), y mucho más ayer, pero mucho más, nuestros antepasados cuando se enteraban de la última noticia, ya era lo que hoy llamamos cuento viejo, ¿el motivo?, la distancia,  las noticias navegaban en canoa, a caballo y a pié. Eso explica el hecho de por qué el ser humano tuvo que sentarse a meditar sobre cómo ganarle a la distancia para que la información fuese lo más inmediata posible, ¿la forma?; señales, muchas señales, visuales y auditivas, eso hacen los animales según ví en ése mismo programa, lo curioso es que quien hace la señal no es cuestionado por uno de sus congéneres por la forma o los artilugios que usa para que sean efectivas, ¿la contradicción?, el ser humano cuestiona algo que la lógica le indica que sí funciona,  pero,  que debe ser a su manera y no a la del otro. ¿Quién al fin nos pone de acuerdo?, claro,  un ser cuerdo que tenga algún tipo de autoridad sobre las partes en desacuerdo, ése según recuerdo,  en casa era papá o mamá porque, en aquellos tiempos (hoy los hijos reclaman ¿Dónde están mis padres?) eran los que sabían de la vida y eran toda una autoridad para aconsejar, orientar y buscar acuerdos.

El acuerdo, según recuerdo,  también lo practicaron bastante mis maestros de primaria. Ya en el colegio entre ellos vi mucho desacuerdo, recuerdo que mi maestra Edilma,  de grado primero, Ligia,  de segundo, Myriam e Inés de tercero, Gustavo de cuarto y quinto en mi escuela Marco Fidel Suárez de Pereira, en clase de historia colocaban su ajado mapamundi  de tanto usarlo,  sobre el tablero de color verde oliva(de madera y giratorio) y comenzaban a pasearnos por todas partes del mundo contando lo que fulano o perengano habían  hecho aquí o allá, que el rio cauca y el magdalena son los ríos más grandes de Colombia atravesando de punta a punta las diferentes regiones en que se encuentra dividida la geografía nacional, y así iban entrelazando una cosa con otra aprovechando el final de un tema de una materia con el comienzo de la otra. Recuerdo también que el afán para salir al descanso era para llegar de primero a la fila de la tienda para gastar, cuando se podía gastar, que era todo un evento.

No recuerdo a ninguno de mis profes de la escuela lamentándose de que el mapamundi lo había tomado otro maestro,  o por qué no habían pelotas buenas para hacer deporte, nótese que dije, pelotas, hoy tienen que ser balones, y todos en excelente estado, porque entonces no se puede dar la clase; la cancha para hacer educación física era uno de los peladeros del barrio, hoy tiene que ser una cancha bien acondicionada, en lo posible reglamentaria o por lo menos a escala, el mapamundi no lo acabó la cantidad de tiza que tuvo que soportar encima a pesar de estar plastificado, lo acabó el uso continuo y generalizado. Ya en secundaria cada quien debía tener su propio libro para cada una de las materias, en  los que casualmente, por distintas que fueran las asignaturas los mapas que aparecían  seguían siendo iguales a los de colgar en la puntilla del centro del tablero, esos ya eran intocables porque los libros, por lo menos a mi generación, nos enseñaron que son sagrados, no se podían rayar.

Recuerdo en secundaria,  que a pesar de tener el libro en la clase de geografía (que no recuerdo el nombre el profesor, pero sí lo mucho que en ella me aburría), el profe nos llevaba a la biblioteca del colegio, colocaba una lamina en un aparato que mágicamente la proyectaba en la pared, en otras ocasiones era una transparencia en un aparato más sofisticado, un retroproyector, solo decir esa palabra daba algo de caché, decía el maestro que eso era un acetato, palabra que nunca supe qué traducía, aún hoy tengo que reconocerlo, lo ignoro, pero servía para hacer ver más grande lo que veíamos cada uno en el libro, ah, también tuve novedades en mi secundaria,  ya el profe nos chantajeaba que si nos portábamos bien en su clase nos dejaría ver una película en la siguiente, para lo cual ponía a funcionar con el televisor un aparato ultramoderno llamado betamax en el cual se introducía un casete que dejaba ver un bonito documental, que curiosamente no recuerdo la temática ya que la luz apagada nos exponía a los mas juiciosos a ser víctimas de los mas cansones que gustaban de hacer burla de nuestras sombras y jugar con los cordones de los zapatos ajenos, el problema se formaba cuando se despertaba el profe.

Así recuerdo vagamente algunas confidencias que los maestros nos contaban en confianza a algunos estudiantes que lográbamos algún grado de acercamiento con él, o con ella, algunos decían que se podía hacer un mejor trabajo con el estudiante para ofrecerle mejor educación si se dotaba a la institución de más televisores, más grabadoras, más retroproyectores, más películas (para el bendito betamax), más implementos de laboratorio, más tableros modernos (exigían reparar los desgastados tableros de yeso y echarle una pintura más fina donde pegara mejor la tiza), más reglas, transportadores y compaces para la clase de matemáticas, que definitivamente estaban trabajando con las uñas, en resumen entiendo que exigían, unos, la modernización de la educación, o por lo menos de la didáctica, mientras que otros decían que eso era hacerle el juego a las políticas de consumismo impuestas por el Fondo Monetario Internacional y la banca mundial agenciados por la cía y el gobierno norteamericano, que eso sería deshumanizar los procesos pedagógicos, ¿contradicción?, quién dijo.

Ah!, tiempos aquellos en que vivimos la transición del televisor de tubos al de control remoto, del beta al vhs, de las reglas de madera a las modernas reglas plásticas, de las tablas de multiplicar de la contraportada del cuaderno común y corriente a la calculadora, del tocadiscos a la grabadora y de ahí al moderno equipo de sonido de no sé cuántos vats de potencia, del pesado y tedioso libro a las memofichas, del lápiz al portaminas, aún del paso del vhs al dvd, del tablero de cemento y yeso al de acrílico, al de la tiza por el marcador de tinta borrable; del proyector de acetatos al video beam, y qué decir del fax, el conmutador, el teléfono inalámbrico, la fotocopiadora,  todo a mi modesto entender para que el mensaje fuese claro y efectivo, creo. Pero a pesar de eso parece,  en algunos casos,  que lo único que ha cambiado es que los títulos ya no se escriben con rojo en el cuaderno, y que la portada de este  exige más atención que la contraportada (y que la misma clase), que en ambas el contenido es igual de recreativo; me pregunto entonces, ¿para qué modernizar los modos de hacer pedagogía?. Es ahora cuando recuerdo el lamento en muchas instituciones educativas sobre el malgasto de algunos implementos: marcadores desechados porque el usuario no supo hacer uso de él, aparatos echados a perder por el desconocimiento de su manejo e incluso por la falta de mantenimiento o peor aún por la falta de uso, laboratorios completos de física y química que ya no se pueden usar (mejor en tiempo pasado, ¿está bien?), porque jamás se estrenaron y al momento de inaugurarse ya estaban obsoletos, películas de dvd que fueron limpiadas al estilo de un disco de 45 rpm, que lógicamente (hoy lo entendemos, ¿la mayoría?) dieron fin prontamente a su vida útil (por aquello de las pistas y los sectores).

En fin, esta alocada generación de estudiantes de la cual hice parte y hoy como profesional de la docencia en una generación intermedia entre la vieja guardia y los que hoy se auto infringen el flagelo al autodenominarse docente 1278,  vimos extinguirse de las instituciones educativas el terrible procedimiento para picar esténcil con la máquina de escribir de una forma tan vertiginosa,  que pocos incluso,  alcanzamos a tocar una máquina de escribir eléctrica, a lo sumo,  llegamos a cuestionarnos cómo rayos era que funcionaba esa extraña bola llena de letras y si que fue extraño ver como aparecían en su tablero las palabras antes de escribirse (nótese que no dije “imprimirse” ) oh! maravilla tecnológica,  las palabras y las letras se podían corregir antes de echar a perder una valiosa hoja de papel, los documentos se volvieron más ágiles, la información se tornó más rápida, lógicamente de esas maravillosas cosas salieron horrorosos memorando para todo aquel que no estuviese en línea, aclaro en línea como directriz, política u orientación, institucional, claro.

Nuestra generación no solo vio desaparecer del ambiente educativo mucha tecnología,  siendo reemplazada cada día por algo más moderno y ajustado a las necesidades de contexto, contando con la buena voluntad y la falta de tacañería del encargado de manejar el presupuesto, también vimos aparecer en nuestra vida cotidiana nuevas formas de decir: ya no se escribe a máquina, se edita un texto; ya no se escribe una hoja, se imprime un documento; ya no se pica esténcil, se multicopia un original; ya no se manda un oficio, se envía un correo electrónico; ya no se está al teléfono, se está en línea (ahora sí la que estaba pensando); ya no se tiene un archivo, se cuenta con una base de datos; ya no se dicta clase, se orienta un proceso pedagógico, (!!?); ya no se hacen cursos de capacitación por la radio o la televisión, se acceden a través de la web; ya poco se sintoniza mediante  el dial, se enlaza en la red; ya creo que podemos dejar de lado los ejemplos, ya creo que caímos en la cuenta de que la vida nos está cambiando,  no solo la forma de hablar, también la forma de actuar, ya por costumbre confundimos el mouse con el celular cuando están en el mismo sitio, ya no hablamos con nadie en la lejanía, nos conectamos, tuvimos que aprender a usar audífonos otra vez (ya no son tan voluminosos) esta vez para video chatear, ya no aprendemos a manejar aparatos (lo dejamos por sentado) aprendemos a manejar programas, ya no tenemos que recorrer alguna distancia para achantarnos toda una tarde en una biblioteca, ya accedemos a todas las bibliotecas del mundo en cualquier instante sin recorrer muchas distancias.

Ya no hay que esperar que la leña esté bien verde y queme bien para hacer buenas señas y podernos comunicar eficientemente, la información ya está a la distancia de un simple clic, quien consideró que con su vieja máquina de escribir tenía,  hoy tiene el problema de conseguirle accesorios y repuestos y más que eso quién se la repare y qué decir del viejo esténcil frente a la poderosa impresora laser,  y,  a todo color para que muerda.

 Bien, tecnología parece que fuese la palabra a emplear ahora y con ella, la contradicción, como maestros intentamos generar en nuestros alumnos  pensamiento de avanzada, con creatividad, con apertura al cambio utilizando las herramientas de que disponemos para que la intención educativa se traduzca en hechos observables, la dificultad ha radicado en la adecuación misma del maestro precisamente a los tiempos y nuevas herramientas y nuevas formas de desarrollar su labor, quedarán aún, seamos optimistas, pocos dictadores de clase apegados a revisar que los cuadernos de los alumnos no tengan “orejas” y que estén escribiendo guardando perfectamente las márgenes, se nos olvida que ya no se escribe, se digita, que ya no se dicta, se da el link, que el aula ya no es el único espacio de interacción entre docentes y estudiantes;  que hay otros en los cuales no nos identificamos por el nombre sino con el nick o el alias,  que la clase la podemos usar para interactuar con una persona en proceso de desarrollo y no para atender a un estudiante, la tarea se la enviamos por el correo después.

Ahora ya la palabra clave no es tecnología, está ahí,  independientemente que sea estrategia de dominación de algún ser alienígena o terreno, es algo real y tangible que se perfecciona a una velocidad asombrosa dejando en el camino herramientas de trabajo obsoletas y transformando a personas en seres obsoletos; el caballo tuvo que dar paso al vapor, este a la rueda y esta a los trenes ya supersónicos, quien se quedó de a pié la vida aún le está aguardando para que se ponga al día o a lo mejor tuvo que quedarse en la puerta de un bar viendo la vida pasar y pasar.

Hoy ya no es extraño que el maestro se adecúe a las nuevas exigencias de contexto y se exija a sí mismo actualizarse en el manejo de las nuevas tecnologías, la informática y la comunicación de su mensaje educador. Tampoco es extraño escuchar que el problema ya no se llama distancia sino tiempo, tremendo problema, cuando no había suficiente tecnología moderna y actualizada había tiempo para plantear nuevas estrategias para desarrollar la clase; se pensaba, se planificaba y se hacía la cartelera, el mural, la representación, el proyecto cooperativo, el proyecto asociativo y a veces de comunidad, ah! y la competencia, ha de ser que por eso me acuerdo perfectamente de cada uno de los rostros y los actos educativos de mis maestros de primaria, ahora recuerdo a doña Olma que cubrió por unas semanas a don Gustavo Quintero por incapacidad, recuerdo que ella me enseñó a mejorar mi escritura, no sé qué pensaría de su obra al leer este texto hoy.

Debo reconocer que me acuerdo muy poco de los maestros que tuve en secundaria a pesar de que se esmeraron mucho pero mucho,  por enseñar lo que ellos pensaron que nosotros teníamos que saber.

De esta forma creo llegar a: primero. Que el maestro deja huella en sus estudiantes no solo por el “que” enseña, también por el “como” y el “con qué” y eso definitivamente justifica la apropiación como profesional ya no de la docencia sino de la pedagogía,  de esas fabulosas, y seamos sinceros, atemorizantes herramientas tecnológicas llamadas Tic’s (Tecnología, Informática y Comunicaciones), nada diferente,  guardando las diferencias de tiempo,  de aquellas que se volvieron obsoletas sin llegarse a descorchar. Segundo: que tal vez, solo tal vez, esas herramientas se volvieron vejestorios sin estrenar, no por la falta de voluntad, sino por la falta de tiempo de alguien para adecuarse, organizarse y aprender, tiempo que hoy día reclamamos los maestros porque las Tic’s las llevamos incluso en el bolsillo, están por todos lados y es tanta que la jornada escolar o más bien la laboral no alcanza para asimilarlas y ponerlas a funcionar en beneficio de nuestra labor ¿educativa?, ¿formadora?, ¿pedagógica? . Y tercero. Que los maestros hoy día,  independientemente que nos hayan discriminado como 2277, 1278, OPS, propiedad provisional, de curia o no sé que más,  debemos reflexionar sobre el final de nuestras vidas productivas profesionalmente,  aparte de dar cuenta de una buena casa o apartamento, un cómodo y elegante vehículo, o dos,  tal vez una buena finca o condominio, buenos hijos profesionales y radicados en el exterior, qué le estamos dejando a la ciudad, al país y al mundo con nuestro quehacer y nuestro gran compromiso social, además, cuestionarnos antes de que nos cuestionen quienes tienen que hacerlo sobre : ¿nuestras señales tienen sentido para quienes las están recibiendo,  como las están recibiendo y con qué?.  

reylj08@gmail.com

 

“La educación es condición de la cultura, la libertad y la dignidad humana, porque es la clave de la democracia política, el crecimiento económico y la equidad social”.  Hernando Gómez Buendía “Educación, la agenda del siglo XXI” (1998).

La reflexión educativa y formativa, debe ser un proceso permanente en la mente del maestro y las organizaciones educativas para avanzar en sus prácticas y el desarrollo de su filosofía institucional, esa es la mejor alternativa del maestro.
El tema de la juventud y la familia. Contrasta con el concepto de educación y cobertura, cuando en el aspecto social y económico parece que el ingreso es preocupación mayor que el destino y proyecto de vida de niños y jovenes.

 
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